En México 2024, surge un debate sobre el fenómeno de las chicas en redes sociales, especialmente en TikTok, donde parece que solo aquellas que muestran mucha piel en sus videos logran volverse virales. Este fenómeno plantea interrogantes sobre la audiencia que solo se enfoca en ese aspecto visual, ignorando talentos más profundos como el maquillaje, el canto o la habilidad para interpretar instrumentos. Las parodias que implican cambios de voz, por ejemplo, demuestran un tipo diferente de talento que a menudo queda opacado por la preferencia hacia la exposición física.
Es innegable que muchas chicas talentosas realizan bailes increíbles, siguiendo tendencias populares, pero lo hacen sin la necesidad de mostrar demasiada piel. Sin embargo, es evidente que, en muchos casos, aquellos videos donde se exhibe más el cuerpo obtienen una mayor atención. Esta realidad plantea la cuestión de si es necesario recurrir a la sensualidad para destacar en las plataformas digitales.
Es comprensible que muchas personas opten por crear contenido desde la comodidad de sus hogares, en sus propias habitaciones. Aunque su audiencia sea numerosa, compuesta tanto por hombres como por mujeres, es importante reconocer que algunas llevan este comportamiento a extremos, buscando la atención a cualquier costo. No se trata de juzgarlas, pero sí de reflexionar sobre los límites entre la expresión artística y la exposición innecesaria.
El respeto hacia la libertad individual es fundamental, pero también lo es la conciencia sobre cómo nuestras acciones pueden influir en los demás. La crítica no debería dirigirse hacia la elección de vestimenta en sí misma, pero sí hacia la responsabilidad social que implica. Todos tenemos derecho a expresarnos como deseemos, pero también debemos considerar cómo nuestras acciones impactan en la percepción y el respeto mutuo en la sociedad. Es un equilibrio delicado entre la libertad personal y el respeto hacia los demás.